En alguna ocasión un profesor de la universidad hacía una reflexión que, en su momento y ahora, me parece acertada sobre la objetividad y dado que esta es la característica que en esta oportunidad estamos destacando de la observación, les comento lo siguientes puntos:
La objetividad es una escala gradual que se encuentra entre la subjetividad y la objetualidad.
La subjetividad determina una carga de ideas bajo las cuales se determina la observación y cuyo valor radica en el que evidencian o exponen la carga o postura teórica, tendencias sociales, políticas o religiosas del sujeto que observa o conoce, las cuales solo son dejadas de lado parcialmente a partir del empleo de la racionalidad en el proceso de observación, la cual nos permita primero determinar los criterios de observación y las características a reconocer en sus presencias y ausencias y los instrumentos que permitan registrar de forma rigurosa lo objetual, que son las características propias del objeto, las cuales le permiten ser descrito de la forma más literal, centrada en sus caracteres necesarios.
En tanto nos acerquemos más a los extremos del esquema (la subjetividad o la objetualidad) el grado de objetividad de la tarea de observación que estemos realizando variará.
Lo que para el plano de la investigación científica es considerado como objetividad es el reclamo de una subjetividad mínima y una objetualidad suficiente que garanticen una interpretación compartida de lo observado. Algo similar a lo que Edgar Morín plantea como el recurso de referencias exteriores.
Debemos reconocer en este tenor que la labor de búsqueda de la objetividad se da más fácilmente transitando de las características objetuales a los criterios marcados por el contexto, que yendo de la subjetividad que determina criterios y valoraciones al objeto mismo de la observación.
Mi experiencia práctica de lo anterior la puedo externar y evidenciar mediante el empleo de las Guías de Observación, las cuales son, junto con las listas de cotejo, instrumentos valiosos para el registro de lo observado, las primeras para de desempeños y las segundas para productos requeridos en la acción educativa. Lo importante es que, para la correcta realización de ambas y para que garanticen un mayor grado de objetividad, requiere de una intervención de nuestras capacidades racionales a fin de determinar los criterios de observación y que lo que deba ser observado de un desempeño sea lo realmente esencial.
¿Cuándo empleo estas guías de observación? Cuando el programa plantea objetivos en los que se precise un desempeño que garantice y evidencie la obtención de un conocimiento. Entonces se determina en la planeación una actividad acorde y los instrumentos de registro de lo observado (guía de observación) de acuerdo a lo que se precisa evaluara, mismos que se integran en la tabla de especificaciones.
La objetividad es una escala gradual que se encuentra entre la subjetividad y la objetualidad.
La subjetividad determina una carga de ideas bajo las cuales se determina la observación y cuyo valor radica en el que evidencian o exponen la carga o postura teórica, tendencias sociales, políticas o religiosas del sujeto que observa o conoce, las cuales solo son dejadas de lado parcialmente a partir del empleo de la racionalidad en el proceso de observación, la cual nos permita primero determinar los criterios de observación y las características a reconocer en sus presencias y ausencias y los instrumentos que permitan registrar de forma rigurosa lo objetual, que son las características propias del objeto, las cuales le permiten ser descrito de la forma más literal, centrada en sus caracteres necesarios.
En tanto nos acerquemos más a los extremos del esquema (la subjetividad o la objetualidad) el grado de objetividad de la tarea de observación que estemos realizando variará.
Lo que para el plano de la investigación científica es considerado como objetividad es el reclamo de una subjetividad mínima y una objetualidad suficiente que garanticen una interpretación compartida de lo observado. Algo similar a lo que Edgar Morín plantea como el recurso de referencias exteriores.
Debemos reconocer en este tenor que la labor de búsqueda de la objetividad se da más fácilmente transitando de las características objetuales a los criterios marcados por el contexto, que yendo de la subjetividad que determina criterios y valoraciones al objeto mismo de la observación.
Mi experiencia práctica de lo anterior la puedo externar y evidenciar mediante el empleo de las Guías de Observación, las cuales son, junto con las listas de cotejo, instrumentos valiosos para el registro de lo observado, las primeras para de desempeños y las segundas para productos requeridos en la acción educativa. Lo importante es que, para la correcta realización de ambas y para que garanticen un mayor grado de objetividad, requiere de una intervención de nuestras capacidades racionales a fin de determinar los criterios de observación y que lo que deba ser observado de un desempeño sea lo realmente esencial.
¿Cuándo empleo estas guías de observación? Cuando el programa plantea objetivos en los que se precise un desempeño que garantice y evidencie la obtención de un conocimiento. Entonces se determina en la planeación una actividad acorde y los instrumentos de registro de lo observado (guía de observación) de acuerdo a lo que se precisa evaluara, mismos que se integran en la tabla de especificaciones.
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